Dice Drivin es un juego de cartas diseñado por Rodrigo González (Omertá, el poder de la mafia, No time for Heroes o Rookie Heroes) con ilustraciones de Ramses Bosque (Onus, Guerra de Mitos, 2GM Tactics) Editado por Vorpalia Juegos, el juego fue financiado en una exitosa campaña de kickstarter. Inspirado en las máquinas recreativas de coches de los 80, participamos en una frenética carrera en la que todo vale para ser el primero.
El Juego
Dice Drivin es un juego diseñado para 2 a 4 jugadores, con la posibilidad de añadir un quinto en el modo persecución. El título nos traslada a una alocada carrera que se resuelve por tramos, utilizando una mecánica de dados y forzando nuestra suerte, intentaremos ser los primeros en llegar a la meta mientras nos adaptamos a las peculiaridades del circuito
El Objetivo
El objetivo del dependerá de los distintos modos de juego. En el modo básico, ya que esto es una carrera, el llegar el primero a la meta con el coche intacto será nuestra principal preocupación
Los Componentes
Dice Drivin se presenta en una caja de cartón duro de 18 x 13 cm. Sin insertos, lo que hace que los componentes queden un poco descabalados, pero nada que no se pueda arreglar con unas bolsas zip.
Los marcadores son de cartón y vienen en dos troqueles. Tienen un gramaje normal y una capa de barniz para evitar el desgaste.
Los dados son de tamaño normal, pero personalizados con los iconos del juego. Los hay de ters tipos: Avances, maniobra y nitro.
Las cartas son muy finas, teniendo el mismo grosor las de circuito que la de los coches y las de acción. Aunque tienen una capa de barniz, el desgaste está asegurado. Si bien se pueden proteger con fundas el montaje del circuito según discurre la carrera sufre.
Las instrucciones son un libreto pequeño, en inglés y castellano, encuadernado mediante grapas. Las instrucciones son un poco enrevesadas en su redacción y maquetación, teniendo que leerlas un par de veces para entender bien el juego
Reglas y Mecánicas
Preparación inicial de Dice Drivin
Primero debemos decidir que duración tendrá la partida. Para ello añadimos a las cartas de salida, tramo inicial y meta 3, 5 u 8 cartas, dependiendo si queremos que la carrera sea muy rápida, rápida o de duración normal. Para determinar el trazado, colocamos la carta de salida y la de tramo inicial en el centro de la mesa, separamos la carta de meta y mezclamos el resto de cartas. Sacamos dos y las barajeamos con la de meta. Estas tres cartas irán al final de la pila.
A continuación los jugadores eligen sus coches (o se reparten al azar.) Cada jugador coge los marcadores de ruedas y carrocería que indica su bólido. También se reparten las cartas de acción según aparecen en la carta del vehículo. Por último, se coge el marcador de dados que indica el número de los que disponemos para avanzar por los tramos.
Para determinar quién es el primer jugador, se lanzan los tres dados de potencia y el que más puntos obtenga será el primero en salir.
Desarrollo de la partida.
Lo primero que tenemos que saber es que cada tramo tiene una serie de requisitos en potencia y maniobrabilidad que hay que igualar o superar para avanzar una casilla (una recta normal tiene 2 puntos de potencia de requisito, por ejemplo)
Un jugador elige lanzar los dados que quiera, siempre que no supere los dados de los que dispone su bólido, e intenta obtener los requisitos mínimos para poder avanzar una casilla. Los dados de nitro, nos permiten avanzar una casilla sin cumplir los requisitos, pero tienen su peligro asociado.
Para cambiar de carril necesitaremos sacrificar un dado de maniobra exitoso, esto nos permitirá esquivar vehículos, obstáculos y sorpresas del recorrido.
Entre los resultados de los dados se encuentran los “Crash” si en nuestra tirada sacamos un solo resultado, no pasa nada. Sin embargo, si empezamos a acumular resultados en la misma tirada pasaran cosas desagradables, que van desde perder marcadores de rueda y carrocería hasta la destrucción del coche. Aquí es donde entra el riesgo de los dados de Nitro, con un 50% de probabilidades de obtener un crash
Para adelantar podemos maniobrar el coche o hacer un adelantamiento por las bravas. Por el mismo carril que nuestro contrario, una vez que lo sobrepasemos, hacemos una tirada de tres dados de potencia. Si sacamos un crash chocaremos con nuestro rival con divertidas consecuencias, si no sacamos ninguno, le adelantaremos mientras le dedicamos un bocinazo.
Cuando perdemos todos los marcadores de ruedas y carrocerías, perderemos un dado y recuperaremos los marcadores, aunque nuestra maniobrabilidad se verá mermada.
En vez de lanzar los dados, podemos reparar el coche. Para ello perdemos un turno, pero recuperamos todos los marcadores y dados que hayamos perdido.
Durante nuestro turno podemos jugar una de nuestras cartas de acción. Cada una de ellas tiene dos opciones, entre las que deberemos elegir, y si cumplimos las condiciones, podremos aplicar el efecto de la carta.
Cuando llegamos al final de una carta de tramo, el juego se detiene y, el que va en último lugar, roba una nueva carta de tramo y la coloca como quiera.
Cuando todos los coches han pasado por la línea de meta, la carrera termina, siendo el vencedor el primero que la haya cruzado.
Algunas cartas tienen obstáculos y casillas que nos hacen más difícil la conducción. En estas ocasiones deberemos decidir que nos conviene más, si intentar esquivar el problema o confiar en la resistencia de nuestro coche y en nuestra habilidad.
Dice Drivin tiene varios modos de juego, variantes y reglas avanzadas que aumentan el número de jugadores o que nos permiten incluso organizar campeonatos
Judiadas
Existen una serie de tácticas “poco honrosas” que nos permiten fastidiar a los rivales. Podemos intentar cerrarles para obligarles a maniobrar o que intenten un adelantamiento por las bravas, con el consiguiente riesgo de colisión.
Si vamos por detrás, podemos forzar la suerte y colocarnos adyacentes a coches que vayan delante, por si sacamos varios resultados de crash, que el coche de nuestro rival sufra daños
Opinión
Dice Drivin es un filler excepcional, un “tiradados” que reproduce fielmente las sensaciones de una máquina recreativa de los años 80. Sin embargo, las mecánicas ofrecen una experiencia que se aleja de otros “tiradados” del mercado.
La gestión de los dados es el punto fuerte de la estrategia, el límite que tenemos, el tipo que tenemos que elegir en función del tramo y lo que queramos arriesgar, hace que cada turno estés en tensión y con un constante brum-brum entre los labios.
La disposición de los coches en la pista también influye en las decisiones que tomemos, así como el uso de las cartas de acción, que nos puede permitir obtener una pequeña ventaja en el momento preciso.
La rejugabilidad es enorme, la duración de la partida dependiendo de las cartas de circuito que elijamos, la modulabilidad del recorrido, los diferentes modos de juego, el uso de reglas avanzadas y opcionales y la posibilidad de jugar campeonatos hacen que el juego tenga cuerda para rato.
El juego también tiene puntos negativos. El primero hace referencia a los jugadores. Cuantos más sean, mejor. A dos jugadores hay pocas situaciones de choque, ya que cada uno puede ir buscando su trazada, pero a cuatro jugadores el caos, y las risas, son totales.
El segundo tema es el de los componentes. Las cartas tienen un gramaje muy bajo, habría sido mejor utilizar un cartón más grueso para las cartas del circuito, ya que son muy endebles y se mueven con facilidad durante la carrera.
Y eso es todo, Dice Drivin es un juego muy correcto, con un arte gráfico que nos recuerda a las tardes en las recreativas (las ilustraciones con estética de 8 bits de las cartas de tramo están llenas de detalles) que se puede jugar en cualquier sitio y lugar. El precio de venta no llega a los 20 €, quizás se podría haber ajustado un poquito menos para aumentar la calidad de los componentes. A pesar de todo, es un filler que tiene un lugar reservado en la ludoteca y que siempre va en la mochila por si acaso.
